#1964 #ElOtroElMismo #EscritoresArgentinos
Lo supieron los arduos alumnos de… los astros y los hombres vuelven c… los átomos fatales repetirán la ur… Afrodita de oro, los tebanos, las… En edades futuras oprimirá el cent…
Grata la voz del agua a quien abrumaron negras arenas, grato a la mano cóncava el mármol circular de la columna, gratos los finos laberintos del ag…
Siempre es conmovedor el ocaso por indigente o charro que sea, pero más conmovedor todavía es aquel brillo desesperado y fina… que herrumbra la llanura
Balkh Nishapur, Alejandría; no importa el nombre. Podemos imaginar un zoco, una taberna, un patio de altos miradores velados, un río que ha repetido los rostros de las generaciones. Pod...
Gentil o hebreo o simplemente un h… cuya cara en el tiempo se ha perdi… ya no rescataremos del olvido las silenciosas letras de su nombr… Supo de la clemencia lo que puede
Más allá de los símbolos, más allá de la pompa y la ceniza d… más allá de la aberración del gram… que ve en la historia del hidalgo que soñaba ser don Quijote y al fi…
Yo he ansiado un himno del Mar co… del Mar cuando el sol en sus aguas… del Mar cuando besa los pechos dor… del Mar al aullar sus mesnadas, al… cuando brilla en las aguas de acer…
Ya cumplida la cifra de los pasos que te fue dado andar sobre la tie… digo que has muerto. Yo también he… Yo, que recuerdo la precisa noche el ignorado adiós, hoy me pregunto…
Cada sábado los amigos ocupaban la misma mesa lateral en el Café del Globo, a la manera de los pobres decentes que saben que no pueden mostrar su casa o que rehúyen su ámbito. Eran todo...
¡Cuántas posibles vidas se habrán… en esta pobre y diminuta muerte, cuántas posibles vidas que la suer… daría a la memoria o al olvido! Cuando yo muera morirá un pasado;
Allá por el Maldonado, que hoy corre escondido y ciego, allá por el barrio gris que cantó el pobre Carriego, tras una puerta entornada
Bruma de oro, el Occidente alumbr… la ventana. El asiduo manuscrito aguarda, ya cargado de infinito. Alguien construye a Dios en la pe… Un hombre engendra a Dios. Es un…
A nadie puede maravillar que el primero de los elementos, el fuego, no abunde en el libro de un hombre de ochenta y tantos años. Una reina, en la hora de su muerte, dice que es fuego y ...
A mi ciudad de patios cóncavos com… y de calles que surcan las leguas… a mi ciudad de esquinas con aureol… y arrabales azules, hechos de firm… a mi ciudad que se abre clara como…
Los hombres inventaron el adiós po…