Recogido por Esteban Peicovich en su libro "Borges, el palabrista"
#Argentinos #PremioCervantes #SigloXX
Yo que soy el que ahora está canta… seré mañana el misterioso, el muer… el morador de un mágico y desierto orbe sin antes ni después ni cuánd… Así afirma la mística. Me creo
Bajo el notorio influjo de Chesterton (discurridor y exornador de elegantes misterios) y del consejero áulico Leibniz (que inventó la armonía preestablecida), he imaginado este argument...
Más alto que los otros, caminaba Aquel hombre lejano entre los homb… Apenas si llamaba por sus nombres Secretos a los ángeles. Miraba Lo que no ven los ojos terrenales:
Millares de partículas de arena, ríos que ignoran el reposo, nieve más delicada que una sombra, leve sombra de una hoja, la serena margen del mar, la momentánea espu…
Ahí están los jardines, los templo… la recta música y las rectas palab… los sesenta y cuatro hexagramas, los ritos que son la única sabidur… que otorga el Firmamento a los hom…
Una amistad hicieron mis abuelos con esta lejanía y conquistaron la intimidad de los… y ligaron a su baquía la tierra, el fuego, el aire, el a…
No soy yo quien te engendra. Son… Son mi padre, su padre y sus mayor… Son los que un largo dédalo de amo… Trazaron desde Adán y los desiert… De Caín y de Abel, en una aurora
En busca de la tarde fui apurando en vano las calles. Ya estaban los zaguanes entorpecid… Con fino bruñimiento de caoba la tarde entera se había remansado…
La noche del catorce de marzo de 1939, en un departamento de la Zeltnergasse de Praga, Jaromir Hladík, autor de la inconclusa tragedia Los enemigos, de una Vindicación de la eternidad y...
Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano. Quienes lo ven tien...
Las calles de Buenos Aires ya son mi entraña. No las ávidas calles, incómodas de turba y ajetreo, sino las calles desganadas del bar…
Siguen apuntalando la recova Del Paseo de Julio, sombras vanas En eterno altercado con hermanas Sombras o con el hambre, esa otra… Cuando el último sol es amarillo
El coche lo dejó en el cuatro mil cuatro de esa calle del Noroeste. No habían dado las nueve de la mañana; el hombre notó con aprobación los manchados plátanos, el cuadrado de tierra al...
Henry James—cuya labor me fue revelada por una de mis dos protagonistas, la señora de Figueroa—quizá no hubiera desdeñado la historia. Le hubiera consagrado más de cien páginas de ironí...
Por estos rojos laberintos de Lon… descubro que he elegido la más curiosa de las profesiones… salvo que todas, a su modo, lo son… Como los alquimistas