Jorge Luis Borges

A cierta sombra, 1940

por Alfredo Jiménez G.

Este impresionante poema pertenece al libro “Elogio de la Sombra” y si mal no recuerdo, data de 1969. Aquí el Poeta nos remonta a esos dramáticos días de 1940 en que Hitler se preparaba para invadir Inglaterra.
En una noche "propicia a la retórica y a la magia", Borges invoca a célebres y poderoros espectros que dieron gloria a la "Isla de Shakespeare", quienes acuden investidos de las armas que mejor manejaron en la defensa y dignidad de su país. De entre todas las sombras, el autor elige la más tenue, una que blande con destreza singular una pluma, más poderosa que una espada: Es el espectro de Thomas de Quincey. La aparente sombra más débil puede ser la más eficaz. Borges le apremia a tejer de nuevo sus redes de pesadilla, como un laberinto infranqueable que proteja a la Isla, donde las hordas del "jabalí alemán" e incluso de la "hiena italiana", se pierdan hasta morir, extraviados en su propia locura vagando para siempre entre las arquitecturas del Opiófago.
Borges habló alguna vez de la proeza desmesurada de "cercar un Imperio", refiriéndose a la Muralla China. Pero en este poema plantea un mejor baluarte para el país que tanto amó, lo deja al resguardo de los sueños de De Quincey... "padre de las palabras que no se olvidan”.

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