¡Si fuera tiempo de empezar la vid… En decisivo instante así pensaba cuando de iluso olvido sólo esclav… mi alma parecía redimida. ¡Mísera libertad!: ¿qué me dejaba?

Será una tarde gris y suave como todas las otras tardes que se ven, con su poco de sombra, con su asom… de tristeza... ¿por quién? Y nada bello habrá de nuevo, nada:

Un príncipe va en selva de laurel: capa de seda, rosa en el sombrero, cincelado el arnés de su corcel... Cual de leyenda fue mi amor primer… Como la madre pobre que sostiene

Todo esto es bueno y tiene misteri… gracia. Y alrededor todo es dulzur… y rebosa alegría cual rebosa la penumbrosa pérgola frescura. Como es su deber mágico dan flores

Cantaba: “Salud, día del verano diáfano, salud mies erguida y río lleno de cisnes, y salud, hermano cuyo labio es corola con rocío; álamo ceniciento en el camino,

Quien tenga algún secreto engaño p… la compasión de la escondida vida, quien ame de apacible amor la impl… y un austero retiro rememore que a la fidelidad que no perece

Toma mi oro, pasajero, y tú, no importa qué mujer, mi juventud. Pues toda la riqueza más querida, mi riqueza mejor, está perdida. Y todo lo demás no importa nada:

Si yo nací para más alta empresa que arrojar el honor de mis deseos a los ligeros pies de una belleza, como se echaba el guante en los to… me avergüenza mirarme en este inst…

¿Dónde está aquella audacia blanca… que imperativa, enérgica y audaz tiraba un guante al rostro de la M… y este nombre tenía: ¡Siempre Más… La que de pie, la mano en la cader…

Si la muerte es final, total olvid… el alma, en ese sueño no sentido, nada es, pues no sabe que ha vivid… nada, pues de sí misma está vacía. O, acaso, sombra es de lo que ha s…

Sonó una campanada lenta y honda en la tétrica noche, en el acecho del tiempo. La sentí profunda y ho… cual manos que golpeasen en mi pec… Y así decía: ¡un año se ha extingu…

Surge una hoz en la marmórea entra… blanca como el silencio... O voi c… vosotros, mármol en que nada late, columna en tierra, espiga cosechad… En vez del huésped de la rama, el…

Viene la aurora que las frondas ve… con pálido fulgor tímida dora. Penumbra, el alba rosa te devora y como un largo tornasol te pierde… A esperar vuelven todos. No recue…

Este que oprime el corazón sin rui… con la corona de sus dedos yertos, espera todavía. Aquí dormido reposa con los ojos entreabiertos. Sobre él no se inclinó mirar queri…

Lejos brillan abiertas las ventana… como escudos de bronce que protege… al hogar, y solemnes entretejen lejos, sus dos lamentos dos campan… ¿Aquí, por qué aquí mismo, aquí, h…