ANA
El aire danzaba al son de los violines mientras Ana jugaba con el viento,
El tiempo se hacía ágil y la música ligera,
Los años pasaban como fulminantes centellas,
Ahora su cuerpo había cambiado,
Ahora el viento esculpía su suave silueta de mujer.
Cubierta por la sombra dormida de los años,
Ana sentada en la alfombra de su alcoba miraba fijamente su metamorfosis,
La niñez se había ido y su cuerpo se cubría de gloria,
Aunque su geografía aún era inconclusa.
El concierto de su inocencia se convertía en des– concierto y sus ojos en mariposas de fuego dispuestas a cazar,
La niña ahora era una mujer de dieciocho años que a veces se hacía espejismo y a veces realidad,
Sus ojos color miel y su piel canela eran la combinación perfecta con la dulzura de su ser.
Ana creció con la luz de la mañana esa que un día la vio nacer,
Corrió todos los días hasta el atardecer,
Vivió los anocheceres en la playa,
Sintió la brisa acariciar su rostro,
Canto con el sabor de los tambores,
Moldeo su cuerpo al son de cumbias
Y murió muchas veces con el silencio absurdo de su alma.
Ana nació en la playa cubierta por el sol,
Su madre dorada por las brasas que cubren el paisaje la cuido,
Pero Ana ya no era la niña,
Era la mujer que se despedía de su tierra para hacer su destino en otra,
En otra que le abría la puerta a su intelecto sediento,
En otra que la alejaba de su familia pero la acercaba al conocimiento,
En otra que poco conocida la llamaba con su misterio.
Ana pasó miles de noches leyendo bajo la luna cerca al mar desde que era tan solo una pequeña,
Ahora con sus dieciocho años llegaba la hora de leer en otros puertos,
Descubrir nuevos lugares,
Hacer nuevos hallazgos
Dejar atrás sus días de infancia,
Y llevar su sabor a conocer otros sabores.
Ana se marcho con el sol de la mañana, ese mismo que la vio nacer y con el silencio absurdo que a veces solía acompañar su alma,
Mil lágrimas adornaban su rostro dorado por las brasas del sol,
Atrás quedaban los borrosos paisajes del recuerdo,
Las tardes de gloria y de tristeza,
Los almuerzos con olor a pescado,
Tantas cosas vividas y tantas cosas idas,
Tantas que pudieron ser y no fueron,
Tantas que jamás se escribieron y otras que a pesar de los años siempre quedarán vivas.
(2011)