... Y es que, simplemente, todo me recuerda a vos...
Cuando camino y, de repente, tarareo el canto que sólo conocemos los dos,
Y la mente me transporta a ese lugar
al que no queríamos decir adiós.
O cuando el viento me acaricia con su estela,
Y recuerdo tu sonrisa, sabor a malvavisco y canela,
Enredada en mis labios, mientras te abrazaba con cautela.
Y así en recuerdos el tiempo vuela,
Y en silencio me convierto en aquel que sueña
Con que se detenga el momento y la distancia muera,
para que reine al fin la fortuna.
Y que al cantar tu canción de cuna
Perezca el miedo y te cuide mi mirada, bajo la luz de la luna, serena, plateada,
Y recuerdes nuestras huellas en la arena dorada,
O aquella cabalgata descuidada,
O aquel aguacero en la montaña olvidada,
Las copas de vino,
los cantos, la laguna,
la esperanza de levantarse y volver a vivir plenamente,
algún oscuro camino,
Mensajes a la una,
O aquel tiempo en que lejos estuviste ausente...
El humenate sabor de aquél café caliente,
Tu manera peculiar de querer a la gente,
Tu misteriosa costumbre de estar ausente,
O la manía de hacerme esperar impaciente,
Y que así esté en tu mente
Y sientas lo que se siente,
Que todo me recuerde a vos...