Y contigo comprendí que la intimidad va más allá de tener una simple relación sexual.
La verdadera intimidad es mirarte a los ojos
y saber qué sientes, aunque digas lo contrario.
La verdadera intimidad es llorar en tu pecho en silencio,
sin preguntas y sin juzgamientos.
La verdadera intimidad es dormir desnudos,
solo por el simple placer de sabernos recién nacidos.
Contigo, la intimidad es que me leas un cuento, o un poema, que me llames por la noche y me digas que me extrañas.
La intimidad es ese mundo que hemos construido,
a donde no entra nadie más.
No importa el tiempo, ni las aventuras,
no importan los cuerpos de otras mujeres,
los cuerpos de otros hombres,
no importa cuantas relaciones tengamos,
siempre volveremos el uno al otro,
porque es el único lugar donde se siente un hogar.
Intimidad es cantarte al oído una canción que me gusta,
es bailarte semidesnuda, mientras me seco el cabello.
Es bañarnos juntos, y juagarnos las lagrimas.
Intimidad es estar en el peor hotel del mundo,
o en el mejor,
y sentirnos igual de protegidos,
porque estamos,
perfectamente juntos.
Intimidad es que me digas “sé fuerte amor”
cuando los cólicos no me dejan ponerme de pie.
Intimidad es afeitarte la cara,
con el constante miedo de cortarte la piel.
Intimidad fue meterte muy hondo en el corazón,
tan hondo que nadie puede ver ni entender lo que siento por ti.
Intimidad es saber qué quieres para comer,
como te gustan los huevos,
y que canción prefieres escuchar,
intimidad es que completes mis frases,
te rías de mis errores,
y me ayudes a levantar.
Intimidad es verme hermosa con maquillaje o sin maquillaje, depilada o sin depilar, gorda o delgada,
intimidad es que me quieras en todas mis etapas,
y de todas mis maneras,
y que yo te quiera a ti,
en cada segundo que pasa.
Intimidad es estar siempre juntos,
pensar en el otro mientras cogemos el bus,
mientras nos lavamos los dientes,
o mientras comemos un helado,
siempre juntos... así estemos,
endemoniadamente lejos.
ÁNGELES DÍAZ.