Como cuando uno vuelve
a los lugares de la infancia
y, sobrecogido, con decepción, se sorprende
(pues los hacía más grandes,
mágicos, misteriosos),
así, un día,
sabia enseñanza de hastío, edad y desengaño,
descubrimos nuestra insignificancia.
Enclenque retaguardia se ha hecho aquel imperio
de pujante salud arrolladora:
sus empresas, alardes, ambición,
¿qué otra cosa eran
sino inconsistente pirotecnia?