Estoy lejos del tiempo, estoy en todo
lo que se va tragando el infinito;
pegado a ti: ¡estoy en lo que he escrito!,
libre de horror, afán, prisa, cruz, lodo.
Dentro del aire me desacomodo
y a la desolación me precipito:
mudo, sereno, intenso. (Me limito
a no ser más que un espectro beodo.)
No veo el horizonte, nada pienso.
¿Ruedo? ¡Floto!, invisible: por el mundo
de la ausencia, que nadie ha traducido.
Fuera de mí, a solas con lo inmenso:
en el descanso de lo más profundo,
en el olvido que es haber vivido.