Ya en el silencio, en el penoso tiempo del encierro
se propalan las horas lejanas en las que he de verte a los ojos
abrir las ventanas de tu alma enfurruñada
asomar la mía con el miedo de perderme en la inmensidad de tu nombre
y preguntar por aquella luz que alguna vez amé.
Un poema, de un tiempo alterno en el que robé un beso y logré un amor que para hoy ya anunciaría su desvelo y su falta.
Porque todo el amor es así. No es.