Huele a rosas, escucho agua, cascadas.
Yo no creo en ángeles perdidos, ni en la muerte, a pesar de verla a diario... Creo en tu boca, y en tu alma eléctrica. Voy trazando una luna, coleccionando tus poemas, cerré los ojos y solo hay lluvia.
Tu sos dios y estas hecho de petricor, palabra y alcohol.
Si, te odio, por siempre tener la razón, al final es tu juego, no el mío.
Te amo? O es que el agua me ha lavado hasta desnudarme?
Nos hemos alimentado de ayuno y hemos bebido la nada, te he mordido tanto y no sé a que me sabes, pero si esto es amor, se siente como un torbellino en mi vientre, que va revolviendo gotas, las que quedaron del maremoto y las lleva a mi garganta: “No volveré porque nunca me fui”.