Bebiera el agua, que al mojar, le baña,
y la viola, sin pronunciar su queja;
envidio ese sol que su piel amaña,
y la broncea, cuanto más se deja;
todo sentido lo avispa con saña,
al cubrir su cuerpo, con seda añeja,
y al atardecer, parece una diosa,
vestida de mujer. y tan hermosa.