Crece la luz, toca emoción y asciende turbadora, clarísima, imparable. La luz, la luz crecida
Del monte, centro del mundo obligatorio, cantan las toscas manos, cual pueblerina lluvia derretida, sobre la roca escrita del pasado.
Llevo miradas dulces. Follajes de encendidos primores y todo un mundo de fugaces rostros, que ya he soñado como mío… Llevo, naranjas dulces,
Ciudad, prisa con ojos muy desvela… Todos vestidos de obligaciones, de tiempo y cólera e infierno diario de soledumbre es… Ciudad sin besos,
El fruto de los ojos, no impide la abundancia de sonrisas visuales. Ese placer en vano se confunde, con unos labios de empatía.
El pez busca la esbelta geografía… en espejos de extraña curvatura es… y en húmedos deseos de prolongadas… Confunden al cauteloso de extendid… y brazos desaforados, de súbitos a…
Todo se ve conforme, a la estatura impuesta al desalojo… No eras de piedra, ya lo sé. Pero a mis ojos niños, la estatura del padre,
Tuve atléticas espaldas. El sufrimiento a veces me sale po… Peso de atleta. Ojos aventureros con deseos, de trascender el tiempo y la memor…
Ustedes arden sobre la tierra de l… Tú, eres verano entre los árboles… Yo soy oleaje pretencioso, golpeando con vigor la costa exáni… Ellos dicen que amor no vive entre…
En soledad de días y de noches, mientras pesa el hastió, su flor ingrata en pleitesía y el amante feliz se ve dolido, frívolo y sepulcral, junto al olvi…