Diste forma al metal, tus fuertes brazos
moldeaban cada pieza de una puerta
o ventana, que con tu mano experta
forjabas con amor y martillazos.
Doblabas hierro, pero tus abrazos
nos brindaban ternura y una cierta
rudeza amable muy poco encubierta.
Estricto, te brindabas sin rechazos.
El día postrero de tu existir pleno
convocaste a tu esposa y tus dos hijos,
hiciste gala de tu humor sereno
y nos dijiste adiós con ojos fijos.
No muere nunca quien fue un Padre bueno,
seguimos presintiendo tus cobijos.
Ada Zoe
10aQue bello y sentido...
Alfredo Jiménez G.
10aMuchas gracias amiga Ada Zoe. Mi Padre se fue de este mundo hace quince años, pero no ha pasado un sólo día que no lo haya sentido cerca de mi, cuidándome y aconsejándome. Volveré a verlo de nuevo, de eso estoy seguro.
Saludos cordiales.
Genarosky 57
7aBella despedida de un alma agradecida. Un saludo!