No: aquí la tierra triunfa y manda —caldo de tiburones a sus pies. Y entre arrecifes, últimas cumbres… Las esponjas de algas venenosas Manchan de bilis verde que se torn…

La cifra propongo; y ya casi tengo el artificio, cuando se abre el precipicio de la palabra vulgar. Las sirtes del bien y el mal,

Esta educación y las doctrinas en que ella se inspira constituyen la moral o ética. (La palabra “moral” procede del latín; la palabra “ética” procede del griego). Todas las religiones c...

¡Cuántos caballos en mi infancia! Atados de la argolla y cabezada, en el patio de coches de la casa, desempedrando el suelo en su impac… y dando gusto a las rasposas lengu…

De los amigos que yo más quería y en breve trecho me han abandonad… se deslizan las sombras a mi lado, escaso alivio a mi melancolía. Se confunden sus voces con la mía

Es Toledo ciudad eclesiástica. Para sola una noche del año, Sus vides domésticas Dan un vino claro. Un vinillo que el gusto arrebola

A veces, hecho de nada, sube un efluvio del suelo. De repente, a la callada, suspira de aroma el cedro. Como somos la delgada

Amapolita morada del valle donde nací: sino estás enamorada, enamórate de mí. Aduerma el rojo clavel

Flor de las adormideras: engáñame y no me quieras. ¡Cuánto el aroma exageras, cuánto extremas tu arrebol, flor que te pintas ojeras

No cabe duda: de niño, me perseguía el sol. Andaba detrás de mí como perrito faldero; despeinado y dulce,

—Soy la Muerte—me dijo. No sabía que tan estrechamente me cercara, al punto de volcarme por la cara su turbadora vaharada fría. Ya no intento eludir su compañía: