No hay hogar como la casa,
húmeda, fría y blanca.
Llena de momentos que
impregnan la cama donde
a fuerzas duermo.
Donde no estoy.
Algunas casas son hogares.
La mía está en la excepción,
con un verde ocre por fuera,
no hay jardín, no hay reloj.
Como residuo de fogata
asemeja el corazón.
La cocina es zona vacua,
llana de planta a planta,
con un olor a carbón.
Escaso la inundo en la noche,
triste la lleno y me voy.
Alejandro Hiroshi.