Esfuerzos desmedidos para tapar el sol con un dedo.
Esquemas mentales diciendo cómo debemos pensar.
Peor aún, como debemos sentir.
Que está mal y no es normal sentir odio.
Solo envenena el alma y no vale la pena.
Que se debe amar a la familia sin peros o condiciones.
Al final son con los únicos que cuentas.
La famosa frase de “quien obra bien le va bien”.
Eso es ley de la vida.
Que el dinero no es sinónimo de felicidad.
Lo material solo genera vacíos.
Que al final la vida coloca todo en su lugar.
Por muy malo que sea el momento se acaba.
O que debes perseguir la felicidad.
Ese es tu propósito final.
Pero aunque cueste admitir...
La cruda verdad es...
Que si se puede amar se puede odiar.
Especialmente cuando alguien
despiadadamente nos daña.
Que la familia puede ser nuestro peor enemigo.
Más aún cuando nos hace querernos menos a nosotros mismos.
Que puede que obres bien y la vida te muestre su cara más amarga.
Esta nunca ha sido justa.
Que el dinero no da la felicidad pero el no tener dinero es sinónimo de desgracia.
Que nada nunca va estar en su lugar.
Siempre nos limitaremos a sobrevivir a las circunstancias.
Y la más cruda de todas...
No podemos perseguir algo que en realidad no existe.