Tengo atrapado entre el pecho y el alma
Entre los dientes y la lengua;
Un nombre que resuena, que unas veces desbarata y otras calma.
Tengo atrapado entre la conciencia permanente y los sueños hechos malabaristas;
Un nombre que juega a esconderse unas veces y otras aparece con transparencia.
Tengo atrapado entre mi cama, el cuerpo y la sabana los amaneceres llenos de estrellas fugaces;
Un nombre que a veces se desprende y otras se tiende con propiedad sobre mi regazo.
Tengo un amor, en una pequeña jaula con luz tenue, con los ojos entreabiertos y esperanzas frustradas.
Un amor que es mio y es suyo que guarda su nombre sonoro vibrando entre notas y matices.
A veces me digo, como recitando una carta que he repasado muchas veces, con seguridad alzo la voz y digo:
—Es momento de ser libre, que tu nombre te vuelva a pertenecer, que no se quede atrapado en mi, que tu mujer puedas florecer con todo tu espledor.