A. Milagros

De muerte y canciones tristes

 
 
Estamos acostumbrados a que cuando una persona se va, una parte de nosotros se marche con ella.
 
Lo extraño es cuando una parte de nosotros simplemente se muere por la misma razón.
 
Se muere porque existía gracias a esa persona, a esa conexión.
 
Bendito el día que esa parte de mí, la que nació contigo, comenzó a agonizar.
 
No me gustaba quien era cuando estaba con vos.
No era real.
Esa que estuvo con vos no era yo.
 
Me traicioné para luego ver como vos lo hacías también. Porque sí, me traicionaste.
 
Cada palabra fue una daga que se clavaba profundamente y sin piedad.
 
Aunque ese día sentí como se me desarmaba el corazón, con el tiempo entendí que una conexión tan débil no podía durar mucho más.
 
No fuimos más que una canción triste.
Siquiera una buena.
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