tus cuerpo bajo brazos ven he juro ante alma labios aquí vida cubriendo más cada dedos vitalidad para mírame vehemencia estoy expectante pecho estado apaciguando deseo irremediable rendirme como hoja frágil otoño aguardando sábanas entonar gloriosas melodías sintiendo recorriendo venas exhaustas liberando cadenas apremian aura reinicia sentidos gotas electrizantes mitiga tormenta pecaminosa estalla pasión desahusiado desliza suavemente yemas ásperas espina dorsal reconoce vértebras lumbares impacientes aclamado interminables madrugadas clemencia amor mío vuelve estos abnegados anhelado ansias incurables remueve célula muerta otorgale esencia esta putrefacta luz incomparable adorarte mirada cabello besar silueta piel tormentas esas proclamo culpable fuerza ejerces mí día desbaratadas otro armas exhalación idolatrado apego desmesurado plantado rendención manos infinitas ignorando peor condenas devoción majestuosamente mientras exista oscuridad invernales momentos escasez cuidarte regocijo cuando deteriore torne níveo eludas nombre atesorar nuestros imperecederos recuerdos mantenerlos cálidamente recovecos fidelidad eterna contemplar inverosímil escarlata sólo acariciar ahora amarte todos días encontré desahuciado sombría rostro traslúcido millón cicatrices sé estaba roto yo pero tuve ganas repararlo unir piezas esparcidas curarlas té manzanilla porque mirarlo producía ternura anhelaba contar hebra sobre regazo deseaba todas fuerzas mejillas trigueñas tenue luna mayor debilidad tenía bien definida unos pómulos perfectos incluso sonrisa afligida sin importar consecuencias unté partículas nieve frías invierno soporte leal erguí andares pesados dorso encorvado entrelacé míos encaminé paraíso clandestino mar emociones estallamos cúmulo luciérnagas parpadeando perpetua fuimos venimos sedujimos reconstruimos volvimos creer cinco letras r boca mía renacimos aves emblemáticos deslumbrantes llenos desmesurada pulcro plumaje alas nuevas surcar