Este es un rincón para las almas frías,
donde se llenan de telarañas mis huesos,
donde puedo gritar mis lamentos
sin lastimar los oídos de nadie.
Es el espacio ideal para inmortalizar mi nombre en el anonimato,
aquí donde la noche avanza cada vez más oscura;
es el castillo de piedra que me cubre día a día de su silencio.
En este lugar puedo ahogarme de olvido
y morir a mi gusto,
apestado de soledad.