¿Adónde vas, cruzada por veloces
nubes, celada en vaporoso encaje
de nubes, resbalando entre un celaje
de nubes blancas, por las hondas hoces
de la distante noche? ¿Qué almos roces
de Dios ordenan tu impasible viaje
por el inmenso azul? ¿Tras qué ramaje
de estrellas bogas? ¿Qué silentes voces
altísimas escuchas? ¿Por qué tienes
el rostro virginal tan encendido,
tan dulce y triste, oh sí, tan dulce y triste?
¿Adónde vas? ¿De qué regiones vienes?
¿Quién da a tu rostro ese celeste olvido?
¿Qué Dios sin fuego con su luz te viste?