Una mancha de miel tiñe la luz
Al tocar la ciudad
Que aun dormida elabora
Desde aquí arriba
Se la ve desbordar
Sus ondas caldeadas
Hacia la falda donde el monte
Inicia su inocencia ociosa
Tumbadas y abrazadas en el tiempo
La ciudad y la luz
Sin cesar se digieren una a otra
Por fin entiendo que un verano
Tanto tiempo esperado ha vuelto así
El cielo y la babel mezclan sus aires
Bellamente viciada
La rubia luz espesa
Unta las coyunturas
A su nivel es donde el mundo es uno
Hundidos en su dulce aceite
Nos deslizamos fuera de su ligadura
Al nivel de una miel
Donde amor y cimiento
Giran uno en el otro sin fractura.