De «Leyes mudas de la mano alzada»
una palabra por vez y
—¿Qué vendes? —Poemas. —¿Cuánto valen? —No tienen precio.
Todo verso nace porque sí. De sí.
Desde que te conocí, poesía, me hice la misma pregunta. Desde que te conozco, me he hecho la misma pregunta. Y siempre estuviste,
—¿Estudias o trabajas? —Soy escritor.
La veo acercarse, por mí. Sin traje de gala arrima, sin armas. De albo fulgoroso viste sus negras empresas. La veo cada noche, en mi cama,
seguir reglas pero si están
No importa el lado de la puerta que nos vea. El afuera siempre está adentro.
señor pasajero, si su avión no se… se lo debe a santa bona de pisa aunque en los aeropuertos no se ha… y los que aterrizan regresen al at…
No me consta que soy yo el que dic… Habrá que ver qué dice la historia y qué la literatura. Y qué yo.
—¿Qué libros me recomiendas leer? —Todos.
El día de la madre, de mi madre, e… Ella me enseñó a ser lector, y a r…
Tibio lecho, de dispares usos, cuéntale, al oído, de tus amantes anteriores, de los que, como él, dejaron sus sudares en tus tejidos… y partieron, a otro camastro,
una bestia huye de mí y sobrevive yo huyo de otra bestia que sobrevivió
Aguas negras de color rojo que nad… Hacinamiento ulterior a la muerte. Igualdad de partes en partes desig… Restos remojados en espera de la l… Pictogramas de la colombianidad mo…