Señora.
Permitame señora ser quién la admire
permitame ser quien la ame
desde esta lejanía absoluta
que me separa de usted todos los días.
Permitame ser quién la piense
ensimismado en mis pensamientos locos
de querer estar con usted un minuto,
aunque sea un poco.
Se que que mi amor por usted es imposible,
como imposible es que usted me mire con otros ojos,
pero soñar con lo imposible es mi destino,
y soñar con que sea mi mujer, es lo que imagino.
Permitame solo un segundo entrar en su mente
que piense usted en mí, cuando otro vaga por su vientre,
que quiera que sean mis manos las que le acaricien
que quiera que sea mi piel, la que por la suya se deslice.
Perdone mi atrevimiento señora
pero desde que la vi, no la saco de mi mente
es una espina que llevo clavada en el corazón,
usted es parte de mi imaginación.
Como explicarle los celos que siento de no ser yo
quien esté a su lado en este momento,
lo que más me causa tormento
es no haber llegado yo, en su justo momento.
Otro, sé, me la ganó, se apropió de su corazón
y aquí me quedé yo, con un dolor tan grande en mi pecho
y un nudo en el corazón, que no se desatará
mientras tenga por usted esta obsesión.
Le ruego me disculpe señora, por entrar en su habitación
ser yo quien le hace el amor, sin causar estragos en su corazón.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor.
Chile