Rosanelly Carrión
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que clavé MI mirada en sus ojos, desde la última vez que le toqué, que entrelacé mis dedos por sus cabellos y mis muslos sintieron sus manos. Ahora me pide volver a encontrarnos después de tanto tiempo sin tan siquiera haber apreciado de lejos su perenne sonrisa, esa que hacía estremecer mi cuerpo de alegría o incluso de ardiente deseo. Y no mentiría si dijese que no quiero verle, porque quiero más que eso, quiero apreciarle y fundir estas llamas que le extrañan en un tenaz, sólido y sempiterno abrazo. Mi corazón palpitará de prisa y reposará en su pecho, notará tan profundas y ligeras punzadas que sabrá que aún, después de muchas lunas y tantos soles, le sigo queriendo.