Busco en el recuerdo, y hallo piezas que hablan de ti .
De las risas perdidas, de aquellas Olas que aguardaban con tal naturaleza, rebelde entre en pendular movimiento.
Sepia de tus cabellos .
Entre lo oculto, las respuestas surgen Divagantes .
Inútil mi razón ante aquellos rastros, ante el concepto de tu nombre. Ante la mirada que aprisiona la libertad de mi alma .
Sepia de tus ojos
Los engarces del recuerdo, que me hablaron Del camino, del olvidado mundo Que solíamos conocer.
Un mar de cristal, un tenue reflejo de tu instinto, de aquel océano de inmaculada tristeza en el que aguardaba tu navío .
entre aquellas calles que nunca visitamos y entre los murales que frecuento, hoy saben del significado de tu presencia . .
y ante la magnitud de tu recuerdo, persigo
Contemplo con cínica indiferencia, aquellas multitudes, nobles e insensatas,
que aguardan, vistiendo de gala, en un inútil intento de imitarte, y ellos no comprenden aquello que santifico.
Sepia de tu alma.
Me detengo en la noche del alma, los astros me acusan de impío, y El fantasma del tiempo se vuelve tan palpable, con tan solo tomar un poco de tu nombre.
Aquellos instante donde el alma se prosterna, tan humanamente de dicha, ante la sinceridad de la petición .
Sepia de mi .
Apareces
visitas el recinto de mis sueños, como una suave caricia que la muerte otorga, hacia sus destinos preferidos .
Aquel concepto tan vago del amor
Tan ajeno y minúsculo a tus pies
Y tan lógico a mis palmas
La añoranza que prosigue al recuerdo, se apropia de mi alma
Y te divides en todo lo vivido
Antes de partir.
Sepia de ti.