Anoche soñé con las olas
Pero el mar estaba tranquilo
Entrelazando una palabra con otra
Tus manos se movían tan rápido que mi mirada cortocircuitaba
Entre la espuma y el balcón
Fumando como si estuviese prohibido mirar
Una mirada que jamás se cruzará con la tuya
¿Está prohibido quedarse?
El sueño se atiene también a la deuda
Cuando desbroza el compás
Y ata tu mirada a los ojos del deseo
¿Qué hacemos cuando hacemos que paseamos?
Imprevisiblemente
Abrazo el desencuentro
Y por primera vez—
Mentiría y diría que sí
He sido feliz paseándome entre miradas que se despiden
Todo el rato
Enredando las puertas haciendo un dibujo en el cielo
Un zig zag que precipita el camino
Eludiendo el cuerpo frágil que sobrevuela tu ropa
Constantemente
Adornamos nuestras respectivas jaulas
Pero rechazando el encuentro en el que por fin decir
“yo” asegurándonos, por fin un abismo
En lugar del miedo.