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Siete relojes, siete semillas, siete pelotas y una sombrilla. Siete burbujas,
La Sierra Maestra ¡tan alta, tan grande! ¡tan brava, tan bella! De roca para el tirano; para el patriota, de miel.
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
En la Sierra Maestra, con el paisaje, se alzó su vide noble, creció su sangre. Sembrador, guerrillero,
Ahí viene la gata de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano. Tírale una
Tiene la vaca bermeja un ternerito de nata. Se lo encontró en el corral un jueves por la mañana. Quiso llevarlo a pasear
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
Prende tus luces cocuyo de marzo: esta es la noche de hablar con el gallo. Compartiremos
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
Los pinares de la Isla por la costa van creciendo: quieren echarse a la mar y volverse marineros. Y las toronjas maduras
En el pozo viejo el sapo se baña; la luna, traviesa, se mete en el agua. En el pozo nuevo
Zapatero de mi pueblo: usa clavitos de plata en el par de botas nuevas que quiero para mañana. Han de ser de cuero rojo,
Torito camagüeyano y de la sabana rey, he venido de muy lejos queriéndote conocer. Debajo del algarrobo
Con sus pichones la codorniz a la sabana viene a dormir. Un perro ladra
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,