Rolando Escardó

Ahogado

Pobre ese niño, que feliz jugueteaba;
los ojos de estos otros
clávanse en la garganta
de ese espejo que arrastra
sombras y raíces en sus aguas.
En la envolvente masa
alzó la mano
para hundirse hasta Dios sabe.
...Y después de la culpa,
los sollozos.
El funeral espejo de lo cierto.
La vida es eso:
Muerte.
La vida es eso. Sueño.
La muerte está conmigo, desde siempre.
Otras obras de Rolando Escardó...



Arriba