A Ramón Xirau
Golpean martillos allá arriba
voces pulverizadas
Desde la punta de la tarde bajan
verticalmente los albañiles
Estamos entre azul y buenas noches
aquí comienzan los baldíos
Un charco anémico de pronto llamea
la sombra de un colibrí lo incendia
Al llegar a las primeras casas
el verano se oxida
Alguien ha cerrado la puerta alguien
habla con su sombra
Pardea ya no hay nadie en la calle
ni siquiera este perro
asustado de andar solo por ella
Da miedo cerrar los ojos