Emergiendo del mar de temores
Por miedo de empezar de cero, volver a confiar y morir en el intento decidí permanecer en lo profundo del mar, donde nadie pudiera llegar, me acostumbré a la incomodidad del frío y mis aguas se volvieron turbias y oscuras; estaba aferrada a quedarme ahí y quien se quisiera sumar, el frío tendría que aguantar.
Casi nunca salía a la superficie, estaba ya acostumbra a mi mundo submarino oscuro y sombrío hasta que un día, sentada en lo profundo vi un destello que iluminaba la superficie emanando un calor que me atraía, nadé hasta la superficie y ahí estaba, el fuego tan brillante que no tenia que hacer nada.
El no era fuego que todo quemaba; su llama me atrae, me tienta y cuando me toca con amor mis aguas calienta. El calor que siento cuando me toca no lo había sentido antes, lo siento en todo mi cuerpo como con cada roce hierve mi sangre. Su amor es fuego que en mis días oscuros ilumina, me abraza con ternura y es por eso que anhelo sentir ese calor toda mi vida. Sigo con miedo de salir lastimada pero sus brazos me abrazan tan fuerte que todo miedo se escapa.