Sólo me fui, como siempre,
sin que me detuvieras,
sin que me hablaras,
sin que me amaras.
Sin paz, con arrepentimientos,
por ejemplo:
No abrazarte la última vez
que te vi,
sin importar que me apartaras,
sin importar que no quisieras,
sin importar que me doliera.
Pensando en ti antes que en mí.
Y vivo despertando
en medio de la noche,
entre lágrimas y sollozos,
entre sueños y recuerdos.
Deseando regresar a esos momentos,
corregir lo que pasó,
confesar sin importar la respuesta,
que de antemano, sé que es: ya no.