Las estrellas, iluminando allí “sus tristezas”
Acompañaban a su soledad angustiosa,
Como una de esas noches de pesadilla y escenas
Que difunde una franca respiración dolorosa.
El reloj con ritmo pendular su corazón abatía,
Derramando lágrimas frente a su calleja pálida;
Con áspera constancia su corazón latía
En la oscura sombra se veía ir hacia la cálida.
La pesadilla blanca, en la ventana vetusta,
Eran lágrimas frágiles estrellándose duro y firme
Contra el suelo;
Golpea soñolienta con agria voz robusta
Un grito desesperado, en noches de consuelo.