Si tu encantadora voz me respondiera
Lo que tu voz dulce me respondía,
Sin con tu sonrisa tierna me dijeras
Lo que tu expresión alegre me decía.
¡Si mis ojos de amor! humedecieran,
Los ojos que el amor humedecía,
Si en el brillo de tus ojos florecieran
El brillo del amor que en mí veían.
La noche en ellos me sería iluminada
Y así vivirían las rosas marchitas,
¡Si la luz de tu mano las recogieran!
En tu mano y en la mía suspendida.
Cambiaría otra vez a la alegría y vida
De cuidar tu hermosura pasajera,
Con la medida de la dichosa amada
Que aguarda a la preferida espera.