Poesía
La naturaleza nunca cambia, aún menos si la necesidad es conservadora por no decir e interesada; es necesario pasar por una grave necesidad divina para sujetarla fuertemente. Así el mal intelecto de la personalidad que no obedece a un buen pensamiento, ninguna orden divina, ningún aviso celestial, que solo obedece a su necesidad; es preciso que sea conmovido o motivado por las reglas internas o externas de un ser superior.
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