La noche hermosa veinticuatro de diciembre;
En el cielo brillan sus estrellas celestial,
Y descienden en cada una de las moradas
Dando el fuerte abrazo y beso de la navidad.
El fastuoso silencio de aquella media noche;
Trae consigo una inocencia infantil,
Y una voz que a lo lejos se va escuchando
Con ritmos de melodías _ voces de serafín.
Una luz acariciadora flota sabre el paisaje;
Un perfume de consuelo abraza las rosas,
Envolviendo el viento con un velo fragante
Llenando de música _ la soledad dolorosa.
Tocan las campanas de pobres prestigios;
Recogiendo toda la cosecha de colores,
Y la teñida noche sobre la luz iluminada
Una sutil alegría a los corazones responde.
Crepúsculo de diciembre de vestido blanco;
De danza armoniosa de un cuento sin fin,
Ante el ultimo pincelazo luz del medio día
Llega la noche hermosa apacible del jardín.
Cantan los niños como suspiros aromados;
Encanto de su boca con su fiel desnudez,
Entregando su corazón al puñado de gracia
Esa magia infinita que invade nuestro ser.