No sé qué siento, tal vez es el peso,
de compararme con otros, de sentirme en exceso
insuficiente para alguien, perdido en el camino,
o tal vez, simplemente, siento que merezco el destino
de lo malo que acecha, de lo que no se ve,
un sentimiento profundo que no comprenderé.
Nadie sabe lo que guardo, lo que no cuento,
las lágrimas secretas que caen en el viento.
Solo me queda llorar, en silencio, a solas,
y en la música encuentro calma, aunque no consuela.
Tal vez es un abismo que no deja de crecer,
un eco constante que no puedo detener,
cada día se apaga un poco la luz en mi ser,
y aún no se apaga el dolor que intento esconder.