#Cubanos #Habaneros #Modernismo #SigloXIX #FloresDelDestierro
Allá por un pueblo del mar Báltico, del lado de Rusia, vivía el pobre Loppi, en un casuco viejo, sin más compañía que su hacha y su mujer. El hacha ¡bueno!; pero la mujer se llamaba Mas...
Cuba nos une en extranjero suelo, Auras de Cuba nuestro amor desea: Cuba es tu corazón, Cuba es mi ci… Cuba en tu libro mi palabra sea.
¡Quién sabe si hay una niña que se parezca a Nené! Un viejito que sabe mucho dice que todas las niñas son como Nené. A Nené le gusta más jugar a «mamá», o «a tiendas», o «a hacer dulces...
La fatiga y las sábanas sacudo: Cuando no se es feliz, abruma el s… Y el sueño, tardo al infeliz, y el… A ver la luz que alumbra su desdic… Resístense los ojos,—y parece
Con letras de astros el horror que… En el espacio azul grabar querría En la llanura, muchedumbre:—en lo… Mientras que los de abajo andan y… Y sube olor de frutas estrujadas,
La noche es la propicia Amiga de los versos. Quebrantada, Como la mies bajo la trilla, nace En las horas ruidosas la Poesía. A la creación la oscuridad convien…
En un dulce estupor soñando estaba Con las bellezas de la tierra mía: Fuera, el invierno lívido gemía, Y en mi cuarto sin luz el sol bril… La sombra sobre mí centelleaba
Señor: en vano intento Contener el león que me devora: Hasta a escribir mi amargo pensami… La pluma recia se me niega ahora– Señor: mi frente fría
Hay un derecho Natural al amor: ¿reside acaso, Chianti, en tu áspera gota, en tu… Vino, que habla y engendra, o en l… Unión de la hermosura y el deseo?
Los persas tienen Un rey sombrío; Los hunos foscos Un rey altivo; Un rey ameno
De sus pestañas al peso el ancho párpado entorna, lirio que, al sol que se torna, se cierra pidiendo un beso. Y luego como fragante
Bien: yo respeto A mi modo brutal, un modo manso Para los infelices e implacable Con los que el hambre y el dolor d… Y el sublime trabajo; yo respeto
Aquí está el pecho, mujer, Que ya sé que lo herirás; ¡Más grande debiera ser, Para que lo hirieses más! Porque noto, alma torcida,
A un anciano abatido AVIVE el buen Cristiano El seso adormecido, Ponga al hierro mortífero la mano, Mas no a la sien insano,
Sé de brazos robustos, Blandos, fragantes; Y sé que cuando envuelven El cuello frágil, Mi cuerpo, como rosa
