#EscritoresUruguayos #SigloXX #SigloXXI #1988 #VientosDelExilio
El corazón y el sol tienen sistema… y también eclipses y mala sombra cuando el sol tempranero ilumina l… o el corazón insemina los campos todo el mundo se muestra generoso
En el silencio universal por compacto que sea siempre se escucha el llanto de un niño en su burbuja.
Sigo en pie por latido por costumbre por no abrir la ventana decisiva y mirar de una vez a la insolente
Esa rata enorme repugnante y untuo… que corre despavorida o abandonada prodigiosamente sola entre desecho… buscadora aterrada de su pobre pit… cuyo menester faena misión última
Nacido como todos de un deseo en la noche trivial y en la distan… de la nada de ozono transeúnte desnudo desde el vamos / aprendiz de desdicha de culpas de inocencia
Algunas claves del futuro no están en el presente ni en el pasado están
Te dejo con tu vida tu trabajo tu gente con tus puestas de sol y tus amaneceres
Al preso lo interrogaban tres veces por semana para averiguar «quién le había enseñado eso». Él siempre respondía con un digno silencio y entonces el teniente de turno arrimaba a sus te...
Resido en una región donde los hér… suelen morir de lumbre y osadía pero de todos modos esplenden fulg… siguen reverberando existen en los ojos de los niños
Se habían encontrado en la barra de un bar, cada uno frente a una jarra de cerveza, y habían empezado a conversar al principio, como es lo normal, sobre el tiempo y la crisis, luego, de...
Después de tanto tiempo y en un aire de nieve hallo por fin a Carlos a Lilian al flaco vivieron
Pensó ojalá que no pero esta vez acaso sea la última. Con el deseo más tierno que otras… tentó las piernas de la mujer nuev…
Hay sólo una miseria que se prende con uñas en el muro y quisiera trepar y a veces trepa una vasta miseria que nos mira
Quién hubiera creído que se hallab… sola en el aire, oculta, tu mirada. Quién hubiera creído esa terrible ocasión de nacer puesta al alcance
Luego del próximo recodo tal vez convenga irlo pensando sé de un viejo compatriota terrateniente él que en su colchón de muerte