No cabe duda. Ésta es mi casa aquí sucedo, aquí me engaño inmensamente. Ésta es mi casa detenida en el tiempo. Llega el otoño y me defiende,
Hubiera entregado el Dios que no poseo, hubiera aprendido tres o cuatro signos, y así desalentado, así fiel, ceniciento, invariable como un recuerdo atroz,
Cierro los ojos para disuadirme. Ahora no es, no puede ser la muerte. Está el escarabajo a tropezones, mi sed de ti, la baja tarde inmóvil. De veras está todo como antes:
Vuelves, día de siempre, rompiendo el aire justamente donde el aire había crecido como muros. Pero nos iluminas brutalmente y en la sencilla náusea de tu claridad
Cierto, me rodean árboles un tanto silen… se asoman al paisaje como buscándome mas yo también me busco y he olvidado desesperadamente mis labios. Vuelvo recién del último silencio
Por una vez existe el cielo innecesario. Nadie averigua acerca de mi corazón ni de mi salud milagrosa y cordial, porque es de noche, manantial de la noch… viento de la noche, viento olvido,
Nadie sabe en qué noche de octubre solit… de fatigados duendes que ya no ocurren, puede inmolarse la perdida infancia junto a recuerdos que se están haciendo. Qué sorpresa sufrirse una vez desolado,
Si pudiera elegir mi paisaje de cosas memorables, mi paisaje de otoño desolado, elegiría, robaría esta calle que es anterior a mí y a todos.
Digamos que te alejas definitivamente hacia el pozo de olvido que prefieres, pero la mejor parte de tu espacio, en realidad la única constante de tu esp… quedará para siempre en mí, doliente,
Ahora es preciso que me encuentre indefe… a solas con la vida de mi muerte como recién nacido como recién asido a la posibilidad de mi no-ser.
Quién hubiera creído que se hallaba sola en el aire, oculta, tu mirada. Quién hubiera creído esa terrible ocasión de nacer puesta al alcance