María Cano

Su sonrisa.

Un día, por ejemplo, hoy.
Parece ser un día como otro cualquiera, monótono, aburrido y repleto de malas noticias; de esos en los que el tiempo pasa tan despacio que parece detenido.
 
Y de pronto, tú.
Y esa sonrisa que siempre me saca de la realidad.
No tengo conciencia de quién eres, pero estás presente en la distancia.
Nos cruzamos, te miro, sonríes…y el tiempo vuela.
Y yo también vuelo.
 
Y sólo eso. Nada más.
Un día y otro y otro…
Y otro más.
Arriesgar, o quizás no.
 
Nadie nunca me había contado el secreto,
sí, ese.
 
Las sonrisas son máquinas de tiempo.
Su sonrisa lo es.
 
Y arriesgué.
Perder delante de mis ojos algo tan perfecto era perderlo todo.
 
Hoy es máquina del tiempo, es reloj, es aguja, es tiempo.
Esa sonrisa que me saca de la realidad a la vez que me acerca a ella,
que hace que la mía esté.
Constante,
pura, inquieta, noble.
Quién sabe si el tiempo pasa o no…
está.
Y así todo parece diferente.
 
Que el tiempo no sea un impedimento para bajarte del mundo.
El tiempo es tuyo…eres tú.
Mi más perfecta máquina del tiempo.




Top