Te me has ido mostrando
con lentitud de abismo.
(Ahora el viento se vuelve
y extiende sobre el mar
el rumor de la tierra.)
Hay casas a tu espalda,
con voces y secretos
y ruido de vajillas,
y hay ventanas que rielan
en la cal de los muros
como luces de barcos.
Pero tú no te salvas:
emerges de un adiós
y te vas con nosotros
por entre los adioses
que traman el olvido.