Leandro Lobo

Ella

Colores y Dolores

Es tarde, tan tarde que ya no es domingo, y eso es bueno y malo. Es bueno porque puedo decir que atravesé otro domingo de amarga soledad sin sucumbir a los vicios, o a la glotonería, solo para no pensar en ello. Y es malo porque sería saludable dormir 8 horas antes de comenzar la jornada laboral.
Desde que la conozco mi vida comenzó a tener colores y angustias, también dolores y angustias. Me duele extrañarla, pero me pone en marcha; algo tengo que hacer! No puedo dejar que se me presente como un regalo de Dios, y se me escape como un castigo del Diablo.
Me angustia la duda, y el miedo me intenta inmovilizar. Pero el dolor de extrañar sus colores me pone a trabajar. Quizás tenga que trabajar tan duro como nunca lo hice. Mucho mas duro. Es un dolor conocido, es angustia, es ansiedad, es incertidumbre y es también esperanza.
¿Y antes de los colores y las angustias? Por si te lo estabas preguntando, antes de todo eso no había nada. Estaba anestesiado, esperando un hueco, una distracción, un descuido, y en el momento oportuno pensaba desaparecer.
Comencé hace unos años a pensar en que lo mejor era dejar de ser importante para las personas a mi alrededor, de a poco fui quitando mi presencia de esos lugares a donde uno cree pertenecer. Yo creo q casi lo estaba logrando, hubiera sido cuestión de tiempo.
Por suerte sus colores tocaron mi piel, y ahora ya no quiero abandonar este lugar. No sabía que podía volver a sentir, no creía en que el amor se pudiera sentir.
Siempre pensé que el amor era una imposición propia, por la cual una persona hace por el prójimo lo que quisiera que hicieran por ella. Así como lo enseñaba Jesús. Pensaba que el amor debía construirse a base de tolerancia. El amor seguramente era una manera de llamarle a un trato, a un común acuerdo, donde dos personas convienen términos y condiciones para poder llevar una vida tranquila.
Siempre estuve equivocado. El amor es un sentimiento que brota de un lugar muy remoto, al que solo esa persona especial tiene acceso. Brota del alma, y una vez que llega a la superficie es imposible hacer que vuelva a ese rincón, es imposible.
El amor es algo que transforma la mente y el cuerpo. Hace que quiera respetar y tolerar. El amor te hace ver el mundo que te rodea como a través de un prisma, y lo que estaba ahí estorbando de repente es motivo de alegría. De repente solo quiero aferrarme a la vida. De repente tengo un deseo. De repente siento cosas, angustias y miedos, placeres y risas, gustos y colores que pensé que no estaban allí, solo estaban grises y se camuflaban con las sombras.
El amor también es duro de soportar cuando va en un solo sentido. ¿Pero y si regresa en algún momento? ¿Si el trabajo duro da sus frutos? ¿Si años de forjar un carácter estoico y de aguantar siendo tan diferente a la norma, de no doblegarme a ninguna tendencia, en realidad cosecha frutos?
El amor se puede confundir con placer y bienestar pasajero. Pero a mi me duele cuando ella se va. Sonrío y saludo nerviosamente, porque tengo miedo de no volver a verla.
El miedo es como la contraparte del amor, pero menos poderoso. Cuando no la conocía no sentía miedo de nada. Bueno, quizás de lastimar a mi familia con mi andar desganado y mi cara de póker. Ahora tengo tanto miedo de perder sus abrazos, tengo tanto miedo de no ser mi mejor versión, tanto miedo de no ser el mejor padre, tanto miedo de no estar fuerte, tanto miedo de no ser yo mismo, tanto miedo de auto-boicotearme. Aunque ella mañana decidiera apartarme y seguir su vida, no podría estar mas agradecido con no se que o quien, porque tendría miedo de olvidarla, y solo podría recordarla estando vivo. El miedo me intenta inmovilizar cada vez, pero el dolor es incómodo y tengo que actuar. El amor es la fuerza que mueve montañas. O era la fe?
Me arrepiento tanto de haberme ido desluciendo, de haber dejado de tocar la guitarra, de no hablarle más seguido a mis amigos, de no abrazar cada tanto a mis hermanos, de esconderme de mis sobrinos, de creer que nada bueno ya podría pasarme. No puedo identificar el momento en el que perdí las ganas, pero tengo clarísimo el día que las recuperé y fue ese día, el día que volví a sentir.
El amor se demuestra con paciencia, con acciones, con espacios, con dinero, con tiempo, con sangre, con silencio y esperas. Pero hoy me desborda y necesito expresarlo en palabras. Palabras que decido escribir pero no decir, no soy tan valiente aún, o quizás soy muy precavido, producto de viejas desilusiones. Cada vez que se lo quiero decir me pongo nervioso y le digo 'te quiero’, con la voz temblorosa, porque me estoy aguantando la emoción y porque no puedo dejar de tener mucho miedo.
Ayer soñé que era su cumpleaños, estábamos canosos. Yo le hacía una torta enorme, ella estaba muy feliz. Me decía “Gracias bombón”, y todos en familia cantábamos fuerte y desafinando a propósito, como suelen desafinar los mortales, pero no nosotros, no no. Allí todos teníamos un oído excelente. Astor se parecía a mí, estaba muy pegado a su madre todo el tiempo, y Lynn era un calco suyo, pero no tenía cara seria, tenía una sonrisa hermosa como la de la madre y la mostraba todo el tiempo.
“Hola, soñé que teníamos sexo alocado” dije para disimular.
Ella es una persona increíble y la amo profundamente desde la primera vez que nos vimos. Desde que la vi supe que algo dentro mío no volvería a estar quieto, y que quería pasar el resto de mis días cerca suyo.
Dafne no lo sabe, pero salvó mi vida, y quien sabe cuantas más.

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