#EscritoresEspañoles
Un paquete de tabaco, un libro de poemas, cuarenta duros para tomar unas cervezas... Poca cosa, es verdad:
De aquí a un tiempo, puede que llegue a ser como vivir
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Ándate con cuidado, que no se entere nadie de que lo pasas bien, que tu vida funciona, y eres feliz a ratos.
Cuídate mucho de los que sólo miran, de los que siempre están detrás, de esos a los que nunca
No es el de la niñez, aquellas mañanas de diciembre, a lo largo del río, hacia el colegio. Ni se trata tampoco de aquel otro
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Es lo que tiene, el amor: empiezas siendo el galán protagonista
Te veía llegar, cruzar la puerta, darme un besazo en el morro, mirarme a los ojos
Es inútil buscarlo. Cuando menos lo esperas, aparece en un bar. Y ya nada es igual en adelante. Un día tocas los dientes de la gloria,
Un simple comentario a destiempo, sin ninguna intención.
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Vencido, una vez más. Por el amor… el odio, o por la vida que no hace concesiones ni da treguas. Aquí, en la esquina de un siglo