Miseria helada, eclipse de ideales… De morir joven triste certidumbre, Cadenas de oprobiosa servidumbre, Hedor de las tinieblas sepulcrales… Centelleo de vívidos puñales

Árbol de mi pensamiento Lanza tus hojas al viento Del olvido, Que, al volver las primaveras, Harán en ti las quimeras

Como vientre rajado sangra el ocas… Manchando con sus chorros de sangr… De la celeste bóveda el azul raso, De la mar estañada la onda espejea… Alzan sus moles húmedas los arreci…

¡Quisiera, noble hermana, prender en los encajes del verso y de la prosa, el alma triste, arcana, sutil y misteriosa

Muerden su pelo negro, sedoso y ri… Los dientes nacarados de alta pein… Y surge de sus dedos la castañeta Cual mariposa negra de entre el gr… Pañolón de Manila, fondo pajizo,

Perdió mi corazón el entusiasmo Al penetrar en la mundana liza, Cual la chispa al caer en la ceniz… Pierde el ardor en fugitivo espasm… Sumergido en estúpido marasmo

En el verde jardín del monasterio, Donde los nardos crecen con las li… Pasea la novicia sus pupilas Como princesa por su vasto imperio… Deleitan su sagrado cautiverio

Frente al balcón de la vidriera ro… Que incendia el Sol de vivos resp… Mientras la brisa de la tarde arro… Sobre el tapiz de pálidos colores, Pistilos de clemátides fragantes

Tengo el impuro amor de las ciudad… Y a este sol que ilumina las edade… Prefiero yo del gas las claridades… A mis sentidos lánguidos arroba, Más que el olor de un bosque de ca…

No arrancó la Ambición las quejas… Ni el Orgullo inspiró los anatema… Que atraviesan mis mórbidos poemas Cual aves negras entre espigas blo… Aunque la Dicha terrenal me escon…

Al resplandor incierto de los ciri… Que, en el altar del templo solita… Arden, vertiendo en las oscuras na… Pálida luz que, con fulgor escaso, Brilla y se extingue entre la dens…

¡Oh, divina Belleza! Visión casta De incógnito santuario, Ya muero de buscarte por el mundo Sin haberte encontrado. Nunca te han visto mis inquietos o…

Alrededor de una perla Que el mundo ostenta en su seno, Como divino presente De las manos del Eterno; Hay dos aves de rapiña

Mi corazón fue un vaso de alabastr… Donde creció, fragante y solitaria… Bajo el fulgor purísimo de un astr… Una azucena blanca: la plegaria. Marchita ya esa flor de suave arom…

En la fuente cristalina De su jardín solitario, Se baña la fiel sultana De hermoso cuerpo rosáceo. Ya no ocultan finas telas