Que yo estoy en la tierra, que yo soy calle oscura y mala, jaula fría y mohosa, campo cerrado siempre ¿quién lo podrá negar?

La entrada del otoño es para mí, Platero, un perro atado, ladrando limpia y largamente, en la soledad de un corral, de un patio o de un jardín, que comienzan con la tarde a ponerse frío...

¡Qué hermosa muestra eres, cielo a… a los despiertos ojos, de lo despierto! ¡Qué ejemplo hermoso eres, cielo a… a los ojos dormidos,

En el fondo de la estancia un instante nos hallamos; la sombra nos envolvía y nadie quiso mirarnos. Yo sentí que me embriagaba

Cállate, por Dios, que tú no vas a saber decírmelo. Deja que abran todos mis sueños y todos tus lirios. Mi corazón oye bien

¡Venid, siglos venideros, tened! Y ahora, huid, volad, que ya os volveré a cojer antes de vuestro final.

Pajarillo cojido, de tu pecho dulc… por el águila negra de la muerte, ¡cómo me miras con tu ojito triste… (negro plenor sangriento de luz dé… Desde debajo de la garra inmensa,

Todas las rosas son la misma rosa, amor, la única rosa. Y todo queda contenido en ella, breve imajen del mundo, ¡amor!, la única rosa.

¡Cuánto infinito abarcado desde esta piedra del mundo! No estoy en el «desde aquí», sino en el «ya de lo último».

Entrando por la calle de la Fuente, de vuelta del huerto, las campanas, que ya habíamos oído tres veces desde los Arroyos, conmueven, con su pregonera coronación de bronce, el blanco pu...

Cierra, cierra la puerta, como a ella le gustaba... ¡Que se encuentre a su gusto su recuerdo!

De pronto, con un duro y solitario trote, doblemente sucio en una alta nube de polvo, aparece, por la esquina del Trasmuro, el burro. Un momento después, jadeantes, subiéndose los caído...