cuando a veces sales del olvido/ tu
figura no es más
melancólica/
si no
inoportuna/
un fantasma que ya no asusta
un difunto que no es recordado
ni en su propia casa/
humo pegando en la cara, molesto
y arañando el pecho/
cuánto estorban los recuerdos
cuando uno apura, al fin,
el paso firme
hacia la calidez reconfortante
de todo lo desconocido.