Cincuenta años perdí
cincuenta auroras boreales,
creí en el Himalaya,
contemplé los horizontes,
la puesta de sol en Uganda
Fui mercenario
trafique con el sol,
vendí sílfides en los pasajes de la ciudad antigua
cincuenta años perdí
buscando en el arroyo el secreto del salmón,
buscando la ruta escondida, las calaveras parlantes
Buscando en las minas
nunca halle cuarzo,
ni estaño,
ni zinc,
ni cobalto
cincuenta auroras boreales,
encontré en la selva inhóspita un temblor profundo que arrasa el bambú que carcome la selva
encontré una mariposa junto al dique
al rebasar el agua la rivera.
una mariposa roja se imprimió en mi rostro
y nunca vi tus ojos,
siempre esquive tus pupilas
y el contacto de tus manos.
siempre incline mi frente
y selle a tu voz mis oídos
Me hice de cera en el estío
mientras tus lágrimas bañaban mi sien.
nunca clame tu nombre viendo los carruajes marchar
Siempre el mismo olivo permaneció ardiendo,
siempre los mendigos permanecieron a fuera
Cincuenta años perdí
cincuenta auroras boreales.
Juan Andres Gutierrez