Y, de pronto, el viajero
Surgió. Sobre el sendero
Sus pies dejaban pálido,
Fosforescente reguero.
Vio mi mano en oferta,
Y dijo: —¿Es para mí?—
Yo no sé si despierta
O en ensueños le oí.
Extasiado, mirándole
Los ojos, se lo di.
¡Poder no pensar,
Poderse abandonar,
Como el pétalo al viento,
Como al fuego el sarmiento,
Como la astilla al mar!
Caminito escondido
Caminito escondido
Que te embozas en sombra
Y con grama te alfombras,
Y al silencio haces nido:
Caminito escondido:
Eres humilde y breve,
Y tu surco es muy leve
Entre el bosque tupido.
Medio sol de mañana,
Un poquito de luna,
Un hilo de fontana,
Son toda tu fortuna.
¡Poco tienes, sendero
Enflecado de sauces,
Mas tú sabes, camino,
Que breve, pobre, austero,
En sombra, eres el cauce
De un designio divino.
También yo sé, camino
Que, aunque corto y umbroso,
Te vio el dolor celoso
Y el amor adivino;
Que alguna vez, acaso,
Pudo encontrarte al paso
El hada de la suerte,
Y que, en noche sombría
O en el claror del día,
Te sabrá hallar la muerte!